sábado, 11 de octubre de 2014

PUEBLOS ORIGINARIOS Y TURISMO, LA DIMENSIÓN AMERICANA


Los ejemplos son muchos y hacer una breve síntesis de los mismos permite observar en que consiste este enfrentamiento. Para ello se comenzará con Canadá, donde los pueblos indígenas resistieron a que sus tierras sirvieran para el desarrollo de grandes complejos turísticos que alojarían los juegos Olímpicos de invierno del año 2001. En la provincia de Columbia Británica la crisis de la pesca y el sector forestal ha llevado a los inversionistas a poner los ojos en las tierras de las reservas indígenas, legitimadas por una decisión de la corte en 1997.
En Estados Unidos de América se confinó a lo que quedó de los restos originarios en reservas, a las que se terminó de contaminar con casinos, generando una buena renta a los pobladores que están ya envueltos en drogas, alcohol y una pérdida acentuada de su verdadera identidad. De las 562 "tribus" o pueblos reconocidos federalmente, 224 tienen operaciones en el mercado del juego; y las ganancias de estos casinos han pasado, de 200 millones en 1988, a 22.000 millones en el 2007 .
Los temas de conflicto son muy variados en México, pero se destaca el caso de Chiapas donde actualmente se encuentra el grupo armado del Frente Zapatista de Liberación Nacional (FZLN), encabezado por el sub-comandante Marcos y donde los grandes atractivos turísticos se encuentran en tierras de los mayas. Desde el año 2003 el Grupo Alquimia negoció y obtuvo la ribera interior del río Santo Domingo para construir un centro turístico, el mismo es parte de Xcaret, el mayor parque temático del país. Los proyectos de Espacios Naturales y Desarrollo Sustentable A.C. en las estaciones de Chapul, Jalisco y Tzendales, Chiapas -con la amigable participación de Ford Motor Company, con la venia de las autoridades federales y el respaldo del World Wildlife Fund (WWF) y el Instituto de Historia Natural y Ecología- desataron una ofensiva desde el 2001 para sacar a pueblos tzotziles, tzeltales y choles ubicados en los Montes Azules, con el objeto de garantizar la conservación de la reserva .
Desde 2005 se están desarrollando en Chiapas 52 proyectos "ecoturísticos" en medio de la militarización, la represión y la rebelión de las comunidades mayas bajo el lema del promotor, el Banco Mundial, que el ecoturismo es la mejor manera de preservar las culturas y las riquezas culturales. También participa su aliada interna, la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas . En el otro extremo se encuentra Cancún, ciudad turística con más de 800.000 habitantes que, según un estudio reciente, concentra la mayor cantidad de pueblos indígenas medida por las leguas que se hablan en el país. Esta es la otra cara del turismo - pueblos originarios, el impacto indirecto por las migraciones y expulsiones que terminan en el mismo problema: marginación y pobreza .
La Corte Suprema de Belice reconoció en 2007 el derecho de los pueblos mayas a mantener las tierras que históricamente había poseído. Hacía casi dos décadas que habían sido despojados de más de 500,000 acres para entregarlas a compañías extranjeras y este triunfo de la reivindicación llevó al caso más violento de Centro América, el de los garífonas. En 1992 el gobierno de Honduras emitió la Ley para la Modernización y Desarrollo del Sector Agrícola con el objeto de favorecer la inversión privada, principalmente extranjera. Esto llevó a que los garífonas sin títulos definitivos y sobre tierras de gran valor para la industria del turismo fueran acosados y se pretendió expulsarlos. Entre 1993 y 1995 se les dieron a los garífonas catorce títulos definitivos reduciendo drásticamente sus tierras, incluso los terrenos de sus casas en los pueblos. Por ser de interés turístico serían propiedad del Estado el que estaba autorizado a venderlos haciendo que siga la lucha donde se dan algunos títulos pero limitados para vender las áreas costeras principalmente a los inversionistas norteamericanos.
En Panamá, los kunas son un ejemplo de resistencia al turismo desde hace medio siglo ya que W. D. Barton construyó en 1965 el hotel "Islandia" incendiado por los Kunas en 1969. A su vez, Tom Moody mantuvo la isla Pidertupu para el uso turístico hasta su expulsión por los Kunas en 1981. En 1995, el Congreso General Kuna emitió una resolución que prohibía cualquier proyecto turístico en la zona Kuna, específicamente entre Colón y Kuna Yala. En 1997 se negaron a la construcción de una base naval en su territorio para la lucha contra el narcotráfico, pero la lucha es desigual y los Kunas debieron firmar acuerdos con el gobierno para recibir turistas que, aunque no duerman en las islas, realizan toda la actividad en ese territorio (Turismo Kuna Yala 2006).
Los problemas son similares en América del Sur, aunque a diferente escala, siendo la zona más conflictiva la gran cuenca del Amazonas que comparten Perú, Brasil, Ecuador, Colombia y Venezuela. Es en esta última donde hay cerca de dieciocho pueblos originarios donde el turismo pretende competir por el saqueo de las riquezas con la minería y el sector forestal. Allí la resistencia está a cargo de la Organización Regional de Pueblos Indígenas de Amazonia (ORPIA) ante el avance de la empresa italiana de turismo de aventura, Macite, que realiza expediciones guiadas con turistas a los pueblos yanomanis. Esto está prohibido porque se violarían, entre otros, el derecho a la salud ya que aumenta el riesgo de nuevas enfermedades y epidemias.
En el caso de Chile, la resistencia del pueblo mapuche ha sido muy difícil y su batalla por recuperar tierras y recursos naturales va más allá de los bosques. Con la llegada del turismo fueron ocupadas sus tierras, principalmente en la ribera de los lagos Villarrica, Licanray, Pucón y Valdivia. Ahora se enfrentan en las riberas del lago Lleu-Lleu con empresarios que mantienen guardias paramilitares para enfrentarlos y mantener sus posesiones.
En Argentina -donde se ha construido una falsa imagen que no existen pueblos originarios- hay grandes enfrentamientos tanto en el norte como en el sur del país, incluso en lugares muy modernizados como es el caso de los mapuches de Los Toldos, provincia de Buenos Aires. Verónica Azpiroz Cleñan, de la Organización Mapuche Epu Bafkeh, se refirió en una entrevista al  único enclave mapuche en la provincia de Buenos Aires, a la recuperación de las tierras de lugares ceremoniales, a la memoria y, en general, el reposicionar a su pueblo en la geografía de la realidad del país. La experiencia turística está manejada por la gente de la comunidad; hay un Circuito del Indio que sale del pueblo y pasa por la Casa de la Cultura Mapuche y, de allí, a la Laguna la Azotea -un rehue, es decir, un lugar sagrado por ser el primer asentamiento del cacique Coliqueo y lugar donde estaban sus muertos-. El último sitio a visitar es La Olla, la cual es una depresión natural que se sostiene posee una energía muy especial y que además sirvió a los guerreros como zona de ocultamiento en su lucha por su tierra. Ambos lugares son verdaderos íconos en la cultura y la tradición de este pueblo .

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