viernes, 11 de julio de 2014

Leyendas guaraníes: Cataratas del Iguazú

Esta semana en Iwoka Turismo decidimos acercar un poco más de la cultura guaraní a nuestros lectores.


Los Guaraníes Viven en la actualidad en la región del Paraguay, parte de Bolivia, Brasil y Argentina, y a propósito de su emplazamiento elegimos una de sus típicas leyendas para compartir. No fue al azar, sino que esta leyenda relata el origen de una de las más recientes maravillas del mundo, por lo que le otorga un valor agregado...



"Cataratas del Iguazú"

Cuenta la leyenda que hace muchos años habitaba en el río Iguazú, una gigante y malvada serpiente cuyo nombre era Boi.
Era tan monstruosa  y egoísta que exigía una ofrenda. Los indígenas guaraníes debían una vez por año sacrificar una bella doncella y entregársela a Boi arrojándola al río, para que el animal no le echará sus maldiciones.
Para esta ceremonia se invitaba a todas las tribus guaraníes, aún a las que vivían más alejadas.
Fue así que un año llego al frente de su tribu, un joven cacique de nombre Tarobá, el cual al conocer a la bella doncella india, que ese año estaba consagrada al sacrificio se enamoro profundamente. Su nombre era Naipí.
El joven enamorado se reveló contra los ancianos de la tribu y, en vano, intentó convencerlos que no sacrificaran a Naipí.
Para salvarla, desesperado, sólo pensó en raptarla. La noche anterior al sacrificio cargó a Naipí en su canoa e intentó escapar por el río.
Pero Boi, que todo lo podía ver se puso furiosa, su enojo fue tal que encorvando su lomo partió el curso del río, formando las cataratas, atrapando a Tarobá y a Naipí.
A él lo transformo en árboles, que hoy podemos ver en la parte superior de las cataratas, y a la cabellera de la bella Naipí en la caída de las mismas.
Luego se sumergió en la Garganta del Diablo, y desde ahí vigila que los amantes no vuelvan a unirse. 
Pero, sin embargo, en días de pleno sol, el arco iris supera el poder de Boi y vuelve a juntar a los enamorados.

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